Artículo de Roque Luis Perezagua López, ingeniero de Empresarios Agrupados:
No habría más que toquetear un poco las constantes de la naturaleza o las leyes de la física atómica y la vida, tal como la conocemos, desaparecería al instante o incluso nunca habría tenido lugar. Los valedores del principio antrópico sostienen que tal obra de orfebrería solo puede provenir de un ente superior y benevolente que ha creado un universo para que nosotros, o alguien como nosotros, podamos observarlo y maravillarnos. Por el contrario, los detractores del principio antrópico no se conforman con ese razonamiento, que tildan de pueril, circular e intelectualmente cómodo, y sostienen que el encaje de bolillos en el que vivimos no es más que el producto de las leyes impersonales de las matemáticas, la física y la estadística.
El principio antrópico sostiene que el universo está precisamente ajustado para permitir la vida humana. Ello implica que las leyes y constantes físicas del universo son las adecuadas para permitir la existencia de la vida, lo que sugiere un conjunto de coincidencias más que notable. Si estas constantes físicas fueran ligeramente diferentes, la vida no sería posible.
Estas maravillosas coincidencias ha llevado a algunos a creer que el universo está siendo dirigido por una fuerza inteligente. Es, sin duda, una posibilidad teológica pero también es una explicación científica, aunque pobre. La hipótesis del multiverso propone que hay un número infinito de universos posibles, cada uno con diferentes constantes físicas. En alguno de esos universos, quizá en muy pocos, las constantes y leyes de la física estarían ajustados de tal suerte que posibilitarían nuestra existencia.